"Para un desarrollo humano, integral, solidario y participativo, en armonía con la naturaleza"

 
 
 
 
 
 
 
 

La Hora del Lugar Toutes les actualités (ES) La crisis global, desde mi balcón.  Rogelio Oré Aguilar

El (POCO) discreto encanto de la burguesía Reflexiones sobre las campañas publicitarias contra la epidemia
 

TapabocaMichel Azcueta

En unos meses cumpliré 50 años viviendo y trabajando en Villa El Salvador, desde su fundación en esteras hasta la construcción de las torres de la Villa Panamericana y, como soy profesor, trabajo también en Villa El Salvador, y, en tantos años, desde Villa El Salvador he tenido decenas de oportunidades de conocer la vida en la sierra y en la Amazonía, por lo que, sin ningún tipo de sobradez, creo conocer el modo de vida de los sectores populares, las relaciones intrafamiliares y parte de sus gustos personales. Escribo estas líneas desde esa perspectiva sin ningún ánimo de juzgar nada ni a nadie, aunque sí intentando compartir con otros esta reflexión sobre las campañas informativas, pensando únicamente en la necesaria victoria contra el virus.

Llevamos ya mas de cuatro semanas padeciendo la epidemia del ya famoso coronavirus…las actividades diarias, las conversaciones, las noticias, las imágenes de calles y personas, los cuadros estadísticos son prácticamente iguales en los medios de comunicación de los diferentes países del mundo, y lo vemos y entendemos a pesar de la lengua que escuchamos. En algo nos estamos pareciendo todos. En el Perú no nos escapamos de ello.

Pero, me parece, que aunque todo sea igual ni los emisores y productores de esos mensajes ni, lógico, los receptores y no creadores de ellos tampoco son iguales. Una tragedia que corre paralela a la epidemia o, mejor dicho, se adelantó siglos a ella. Veamos algunos ejemplos de estas semanas en el Perú, mensajes que todos conocemos.

1. el primero, el más emitido a todas horas: “lavémonos las manos frecuentemente todo el día mínimo 30 segundos”, en un país donde menos del 50 % de los hogares tienen conexión domiciliaria…!!! ¿Cuántos tienen toallas grandes, limpias, separadas para cada miembro de la familia?

2. “¡Al llegar a casa dejen los zapatos a un costado, metan la ropa que han usado a la lavadora a 60 grados y cámbiense” como para no creer!!!! ¿Cuántos peruanos y peruanas tienen listos dos o tres pares de zapatos? cuántos tienen "¿UN COSTADO”, un lugar diferente a la entrada de la casa? ¿Cuántos cuentan, a nivel nacional con una lavadora o, peor aún, con luz eléctrica?

3. “Que salga a hacer compras una persona por familia? ¡Por Dios…!!! ¿De qué familias hablan? ¿No conocen el Perú? ¿No saben del trabajo inmenso diario de las madres que lo tienen que hacer todo a la vez y que no tienen “otra persona” que salga dejando a los niños solos? ¿No saben las horas a las que llegan la mayoría de los hombres, esposos o no, a sus casas? ¿Desconocen la entrañable, útil, pero peligrosa labor que cumplen muchos niños adolescentes en los hogares populares?

4. “¿Guardemos un metro y medio o dos metros de distancia en las colas” Muy buena recomendación…pero sin que se calculara que los que iban a recibir los 380 soles de subsidio los necesitan de verdad, se amanecieron, salieron antes de las 5 de la mañana, se peleaban por los puestos y, en una buena rectificación posterior, ¿no sabían que hay hogares donde solo hay mujeres con niños y tuvieron que romper la norma para matar el hambre?

5. “Como todos los años jueves santo y viernes santo son feriados, declaramos inamovilidad absoluta hasta el domingo inclusive” …qué locura…pero si en feriado es cuando más camina la gente fuera de casa.!! ¿Qué porcentaje de familias peruanas en los barrios, en los pueblos de la sierra y de la selva lo hacen? Es cierto que hay que permanecer en casa, pero el mensaje dado se entendió mal y resultó mal….

6.” Con la teleeducación la mayoría de estudiantes de todos los ciclos, nuestros niños y jóvenes no perderán clases”. Para qué comentar este gran objetivo cuando uno piensa en las zonas rurales, en los poblados amazónicos, en los cerros apartados de las ciudades. Muy buena intención y seguramente un nivel de éxito pero….por favor, en qué porcentaje? ¿En qué ciudades del Perú?

Podríamos seguir analizando más mensajes diarios: hacer llamadas urgentes a tal o cual número (que casi siempre te dejan colgado más de 15 minutos), asegurar que no suben los precios de los alimentos, dar mensajes en horas que sólo una minoría de familias populares ve TV ya que están viendo sus telenovelas o cocinando o chateando, propagandizar la teleeducación sin contar con los maestros a nivel nacional, etc. etc.

Me preocupa que, más allá del gran esfuerzo del equipo de gobierno del Presidente Vizcarra en la lucha contra el coronavirus, no se esté llegando realmente a la gran mayoría de la población del Perú. Que se llega a un porcentaje, ni siquiera a la totalidad, en mi opinión, de la población urbana nacional. Que los encargados de imagen y de comunicación, con todo respeto lo digo, quizás no conocen las costumbres de los sectores populares o no las han estudiado bien y se están conformando con lo de siempre, con lo que desde sus inicios transmiten de manera constante y permanente los medios de comunicación. Se llega a una minoría como acabo de leer en la revista SOMOS de El Comercio (11 de abril) esta frase inocente, encantadora, discreta: “Ya nos dimos cuenta de que podemos vivir sin lujo, sin carros, sin ropa de marca, sin colección de carteras…” escrito tan naturalmente, hasta seguramente con la mejor de las intenciones, pero…una vez más desde las experiencias de las minorías que también forman parte del Perú. Pienso que las medidas de aislamiento social y demás normas deben ser diferenciadas tanto para el campo como para la ciudad, y que el equipo del Presidente Vizcarra estudie las mejores formas de relacionarse y el modo de producción en las zonas rurales.

La epidemia existe y hay que combatirla con todos los métodos científicos, médicos, económicos, sociales, policiales y militares cuando es necesario, pero, en mi opinión, sin la comprensión del problema por parte de las mayorías y sin su participación organizada nos vamos a demorar muchísimo más en derrotarla. Pienso, especialmente, en las zonas rurales y amazónicas y sectores populares urbanos. Así lo hizo el pueblo y la comunidad de Villa El Salvador derrotando al cólera los primeros en todo el territorio nacional: con organización, unidad, solidaridad, liderazgo y disciplina. Es cierto que estamos en otra época y que el coronavirus no es el cólera, pero estoy convencido que esos valores no son sólo válidos sino absolutamente necesarios en este momento en el Perú. Los peruanos y peruanas lo podemos lograr.

 

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